La Agenda Primaveral

Y pasa el tiempo
y mientras pasa considero,
que es una falta de respeto
y un engaño tan ruin,
que cuando al fin ya sé como funciona el juego
se me acaban las monedas,
ironías de vivir.
(Revolver, Y pasa el tiempo)


Estimados agenderos,


Pues sí, ahora que ya estábamos acostumbrados al frío, a los vientos polares, a no salir de casa sin abrigo, a la nieve, a la lluvia, en definitiva, ahora que ya sabíamos combatir al invierno…¡llega la primavera!. Y ahora lo que toca es lidiar con el sol, soportar que el día sea más largo que la noche y tomarse la caña en las terrazas; toca acostumbrarse al polen y a la alergia, a la sangre alterada, a ver el campo verde y a no necesitar más que una chaqueta; de ahora en adelante no queda más remedio que aprendernos las reglas de esta nueva estación.

Sé que estáis desolados. A ver si la agenda os sirve al menos como moneda para continuar jugando.

Y si alguno de vosotros quiere “verlo” y subir cinco más….ya sabéis donde hacerlo.


MÚSICA

El Hombre Linterna. Ladrillo a ladrillo, construyo un castillo, tan alto tan alto, que llega hasta el sol…. Y con esta y otras canciones del mismo pelaje, los Cantajuegos están arrasando entre la chiquillería menor de seis años. Y digo menor de seis años, porque después de esta edad ya no les pongas nada de patios que se mojan como los demás, ni de lo que te dice el barquero cuando pasa la barca ni tampoco les interesa si yo y mi llama pues llama se llama vamos a la clínica dental. No, después de esa edad, quieren entrar en tu garito con zapatillas, y qué lástima que te vas porque tenía tanto que darte y tantas cosas por contarte (basado en hechos reales: El canto del Loco y Julieta Venegas fueron los regalos que me pidió mi sobrina cuando cumplió 8 años, y este año para sus diez voy camino de comprar el de Nena Daconte….).

¡Qué infancia más corta tienen ahora nuestros niños! Convertidos en precoces adolescentes con menos años que dedos tienen en las manos. Y aunque no soy de la opinión de que cualquier tiempo pasado fue mejor, es más que evidente el vacío musical que existe hoy en día entre aquellos que ya han dejado el biberón y aún no han empezado con el botellón.

Hago memoria e intento recordar qué cantaba yo con ocho, nueve o diez años. ¿Dónde oía las melodías que luego tarareaba? ¿De donde venía ese “son cinco jóvenes de gran valor, que tienen una fuerza superior, son inseparables, son invencibles…” con el que ponía la cabeza como un bombo a mi señora madre? La respuesta la sabemos todos. Nuestra música, en su mayor parte, provenía de aquellos dibujos animados que había antes de la película de los sábados, o de aquellos otros que emitían por las tardes durante la merienda.

Muchos nos sabemos aún las letras de esas canciones, y aunque la memoria a veces nos traiciona y nos hace olvidar o distorsionar las estrofas (por cierto, que Afrodita A nunca dijo ¡pechos fuera! por mucho que nosotros nos empeñemos en que sí) siempre hay un buen samaritano dispuesto a recordárnoslas.

En este caso, el samaritano no es Miliki (…a mis niños de treinta años, a mis niños de cuarenta años…a mis niños que este año ingresan en el asilo de ancianos) sino El Hombre Linterna, grupo ¿musical? formado por algunos de los chicos de El hormiguero (Damián, Juan y Marron). Ellos dicen que lo suyo es un estilo cartoon-rock extremo (que ya será menos extremo...caperucitas) sin más pretensión que la de divertir, pero para mí que lo realmente pretenden es resistir el paso del tiempo en un país multicolor y seguir entusiasmándose con eso de ¡Vamos a jugar! ¡plas plas!, tus problemas déjalos, para disfrutar ¡plas, plas!...

Si vosotros también sois de la Resistencia, tenéis una cita el sábado 28 de marzo en la sala Heineken a las 19.00h. No estarán solos, porque actuarán con ellos los Petersellers y Barrio Tomillo.


TEATRO

La Noche de los Teatros. Ya os he comentado en otras agendas que no me extraña que además de “días de” tengamos un aluvión de “noches de” y que la razón de que esto no es otra que la de no dar abasto con tanto evento.

Sin embargo, desde que empecé a escribir estas recomendaciones, he observado que los motivos que se festejan “de día” son radicalmente opuestos a los que se celebran “de noche”. Las mentes pensantes en esto de las dedicatorias han debido de creer que a quién madruga, Dios le ayuda, y por eso, el día, luminoso y tempranero, se dedica a actividades sociales y reivindicativas. Mujeres trabajadoras, frikis del mundo, orgullosos gays, ecologistas de color verde…y todos los que tengan alguna que otra reclamación en esta vida, están llamados a presentar su listado de peticiones durante “el día”….

…porque durante “la noche”, sólo se aceptarán los manifiestos que tengan que ver con la cultura o el arte. La noche, soñadora y mágica, es para aquellos que quieran enseñar a mirar las cosas con otra luz. Los museos, los libros, los conciertos y los teatros encuentran en la nocturnidad un aliado perfecto para convencernos de que vayamos a verlos. Y no creáis eso de que por la noche todos los gatos son pardos, porque cada evento tiene su espacio y su lugar…y si no lo tiene, para eso está la Noche en Blanco (que es el no va más en este tipo de dedicatorias).

De vez en cuando ocurren “eclipses” y el día se convierte en noche o la noche se confunde con el día, según os guste más. Es lo que sucede este viernes, que empieza siendo el Día Mundial del Teatro, y termina convertido en La Noche de los Teatros, con descuentos de hasta un 50% en algunas representaciones (que estamos que lo tiramos oiiiiiiiiiiiiigaaaaaaaa).

Si queréis saberlo todo sobre este fenómeno, aquí podéis informaros:

teatro

CINE

Gran Torino. Pregunta: ¿Por qué a las mujeres nos pierden los tipos duros?. Respuesta: Porque creemos (erróneamente) que en el fondo no lo son tanto. Porque pensamos que ese maromo capaz de apagarse el cigarro en la palma de la mano, temblará como un flan cuando le demos la nuestra. Porque pensamos que ese animal capaz de partirle la cara al primero que se le ponga por delante, se la dejará partir por nosotras. Porque pensamos que ese loco que no le teme a nada, será capaz de cometer locuras por temor a perdernos. Pregunta: ¿y por qué pensamos eso?. Respuesta: Porque nos creemos todo lo que vemos en las películas, por eso.

Pero, ¿cómo no creerlo si en los comienzos el Sr. Eastwood se pasaba la vida pegando tiros a diestro y siniestro, y ahora lo único que dispara es una inofensiva cámara?. ¿Cómo no pensarlo si vemos que ese sargento de hierro que entrenaba a sus hombres sin ninguna piedad, se llena de ella cuando enseña a boxear a una jovencita? ¿Cómo no soñar con que esto es posible cuando el más duro y más sucio de los policías es hoy un venerable conciudadano que prefiere el diálogo a las armas?.

Por eso, porque Clint es la prueba viviente de que los tipos duros, no lo son tanto, nosotras seguimos perdiendo los papeles cada vez que uno de ellos nos dice algo parecido a “nena”.

Sí, sé que los agenderos no dan crédito y se llevan las manos a la cabeza al comprobar que su Harry se ha convertido en un “blandengue” mientras las agenderas, sonreímos encantas al verle con su ramillete de flores esperando a una dama en un puente, pero que no cunda el pánico señores, porque ¡Clint ha vuelto!…..más o menos.

Ha vuelto como veterano de Corea que se encuentra de pronto metido en otra “guerra”, pero esta vez con las balas pasando por la puerta de casa. Sin embargo, algo sí que ha aprendido Clint en estos años. Ha aprendido que si no puedes con ellos…lo mejor es unirse (pero a los buenos, ¿eh?).

Gran Torino es la última película de Eastwood, y la última como actor, porque nuestro Clint se retira del mundo de la interpretación aunque piensa seguir dedicándose a la dirección y a la producción. ¿No es ese motivo suficiente para ir a verle (y en V.O)?

Vosotros mismos.


Confesiones de una compradora compulsiva. Agenderos, estoy tan aburrida de la crisis, tan harta de oír malas noticias y de ver caras largas, que creo sinceramente que lo que necesito es una alegría para el cuerpo….así que ¡me voy de compras!. ¡Que tiemble Zara!

Parece mentira que sea yo quien lo diga, yo que he renegado de esas largas e interminables sesiones vulgarmente conocidas como “ir de tiendas”. Pero ya se sabe, que a grandes males, grandes remedios y por eso tengo que darles la razón a aquellos que durante años han defendido el “Shopping” como terapia de éxito contra el desánimo. Por cierto, permitidme un inciso, ya que quiero aclararle a nuestro señor ministro de industria, que aunque me lance como una loca al consumismo, no le garantizo que en mis bolsas entren “trapitos españoles”.

Así que sin ir más lejos, el miércoles pasado me lo tomé de vacaciones y como una “pretty woman” cualquiera fui de tienda en tienda a ver con qué arramplaba. Vale, reconozco que me gasté más de lo que me está (ética y económicamente) permitido pero ¿qué importa? he recuperado el buen humor y mi armario además ha ganado unos cuantos modelitos monísisimos.

De todas formas, aunque el placer de comprar se diferencia de otros placeres en que ni es pecado ni engorda, no hay que olvidar que si el Shopping no se toma con precaución (y en algunos casos, bajo estricta vigilancia médica) las consecuencias pueden resultar fatales. Entre los efectos adversos más frecuentes se describe la aparición súbita de números rojos en nuestra cuenta corriente.

Rebecca Bloomwood, confesa arrepentida y sin un centavo, debería haber sabido esto antes de lanzarse como una loca a las compras. Debería haber sabido que aunque se pague con tarjeta de crédito, tarde o temprano, nuestros excesos (y las tiendas), nos pasaran la factura.

Basada en los relatos “Loca por las compras” y “Loca por las compras en Manhattan”, la película está dirigida por P.J Hogan (puede que su nombre ni os suene, pero si alguno de sus trabajos como La boda de Muriel, La Boda de mi mejor amigo, Amor incondicional y Peter Pan) y amenaza con ser uno de lo éxitos de la temporada.

Puede pareceros un pastel, pero creo que más que nunca necesitamos un dulce ¿no?.


EXPOSICIONES


Retratos de Nueva York: Fotografías del MOMA. Hablar del MOMA es hablar de Nueva York y viceversa. Y eso que el MOMA no nació en el mejor año de esta ciudad. Apenas una semana antes de que abriera sus puertas (7 de Noviembre de 1929), Wall Street sufrió un descalabro sin precedentes, así que no creo que en sus comienzos los neoyorquinos estuvieran para mucha fiesta.

Pero con ese espíritu de contradicción que les hace ir por delante la mayoría de las veces, el MOMA desafió no sólo a “su mala estrella” sino también a todos aquellos que criticaban el novísimo arte que allí se expondría (obras cubistas y abstractas). Cierto es que esta aventura resultó menos peligrosa al tener como compañero de viaje a una ciudad y a unos habitantes que si de algo podían (y pueden) enorgullecerse es de su “mente abierta”, su diversidad cosmopolita y su capacidad de innovación. Pero aún así, el camino no fue fácil.

Porque el MOMA no sólo es un museo de arte moderno (es mucho más), sus paredes albergan todo tipo de obras artísticas independientemente del campo del que provengan (pintura, escultura, fotografía, arquitectura, diseño gráfico, diseño industrial….) y de las opiniones de los “entendidos en el verdadero arte”. Y porque Nueva York no sólo es una ciudad, sino LA ciudad (referente económico y cultural para el resto de urbes), no creo que el MOMA tenga mejor lugar en el que estar que éste.

Así que, por esto y por muchas cosas más quiero (si, otro quiero más) poner un pie allí cuanto antes. Pero mientras ese feliz momento llega, me tendré que conformar con ver una vez más la imagen, que no la realidad, de sus edificios, de sus habitantes y sobre todo de su evolución y cambio.

Será en La Casa Encendida (Ronda de Valencia 2) y será hasta el 14 de junio.


En fin parexelianos y gentes de otras galaxias, porque vuelve la hora de poner los dibujos, porque a veces los sueños sí que se hacen realidad, porque cualquier día es bueno para darse un pequeño (he dicho ”pequeño”, que conste) capricho, porque el sábado dicen que dormiré una hora menos, pero el domingo me solearé una hora más, porque aunque no me mueva siempre puedo viajar…, os invito a salir a la calle y ¡a jugar!. Y como siempre y por favor, mucho cuidado, que el lunes sólo quiero alterarme porque es primavera, y no porque ninguno de vosotros me falte.