La Agenda Semanal

Una selección de propuestas de ocio y cultura en Madrid

12 febrero, 2009

También es cierto, y conviene decirlo,
que una persona que no consume azúcar
necesita más amor de lo normal
Ray Loriga (Ya sólo habla de amor)


Estimados Agenderos,


Se acerca el día en el que decir “te quiero” (te quiero mucho…y me importas un pimiento, no riman ahora, pero ya lo harán con el tiempo) no es una opción sino una obligación. Se acerca el día de los besos, del romanticismo llevado a unos límites que casi rozan la cursilería. Se acerca el día de San Valentín.

Yo, como soy de las que quiero siempre “todo”, no me conformo con una fecha señalada en el calendario, sino que exijo que sea en todas las fechas (negras y también coloradas), en las que me recuerden que soy única. Tal vez esté pidiendo demasiado..¿no?.

Por si acaso, permitidme que me eche en el café de este viernes unos cuantos terrones de "ázucar".

Para los que quieran "endulzarme" ya saben dónde.


TEATRO

Mi madre, Serrat y yo. Hace unos años fui a un concierto en el Palacio de Congresos de Madrid. La edad media era aproximadamente de cincuenta años (y eso que la media contaba con algunos elementos distorsionadores como una servidora) y las entradas estaban numeradas. Todo era orden y sosiego. Vamos, un concierto de lo más “aburrido”. Y sin embargo yo allí vi lo nunca visto.

No habían apagado las luces cuando tuvieron que desalojar a la primera fan. Una “madre” que a grito pelado se negaba a abandonar la butaca de la primera fila a pesar de los reclamos de la dueña: -Joan, he venido a veeerte- vociferaba mientras los de seguridad se la llevaban.

Con el susto aún en el cuerpo (en el mío, no en el de él) empezaron los primeros acordes de una guitarra y con ellos mi sordera. ¡Qué barbaridad! ¿Se puede berrear de esa manera?. Pues sí. Otra madre, justo detrás de mí, se desgañitaba cantando las canciones con una devoción que yo jamás he vuelto a ver. Y después de la serenata – Joan, te quiero, eres el más guapo, eres el único, eres el mejor…eres eres eres….

Pues sí, algo debe de ser o de tener el Joan para que tantas señoras le adoren, para que hayan puesto a sus hijas Lucía o Penélope, para que el Mediterráneo sea algo más que un mar o para que un caminante sepa que no hay camino sino que se hace camino al andar. Quizás sean esas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de gloria, o porque tu nombre me sabe a hierba, pero el caso, es que son muchas madres y alguna que otra hija las que beben los vientos por este señor.

Y como no podía ser menos, el teatro no ha dejado pasar de largo esta historia y relatar las andanzas de una madre, una hija cuyo nexo de unión (o más bien desunión) es la música de Joan Manuel Serrat.

Lucía y su hija Penélope retoman la convivencia familiar tras la separación matrimonial de ésta última. Comedia musical que relata las idas y venidas de ambas, la pasión y la animadversión que despiertan en una y en otra las canciones de este catalán universal.

Hasta el próximo día 28 de febrero estará la obra en el Teatro Artespacio Plot Point (c/ Ercilla 29). Si no por vosotros, por vuestras madres….


El enfermo imaginario. Nada nos vuelve más vulnerables que la enfermedad. Sentirnos mal, no saber qué nos pasa (¿Qué tendré? ¿Será malo?) nos convierte de pronto en seres débiles, egoístas e incluso déspotas. Pero este despotismo no está reservado exclusivamente a los enfermos. Quienes curan, quienes tienen la vida de los demás en sus manos, también de una u otra manera despliegan su poder, juegan a “ser dioses”.

No quiero mal entendidos. Respeto a la profesión médica, admiro su dedicación y entrega, alabo su entereza y también su humanidad, pero rechacé ser médico (teniendo claro que quería dedicarme al ámbito sanitario) por considerar que el “poder de curar” era demasiado atractivo y yo demasiado débil como para no ejercer ninguna influencia (más bien, dominio) sobre los pacientes.

El enfermo imaginario, última comedia de Moliere, junta el hambre con las ganas de comer. Porque en mi opinión, aquellos que utilizan la enfermedad como un arma para conseguir sus objetivos, no merecen otra cosas que el ser tratados “eternamente” de sus males.

Esta nueva versión que se representa ahora mantiene el espíritu de la obra original, pero también introduce otros aspectos novedosos como la situación actual de la sanidad.

Quique San Francisco es el protagonista absoluto de la representación (por cierto, que digo yo que Quique no nesitará mucho maquillaje para parecer enfermo …que su aspecto por sí solo al natural no rebosa mucha lozanía).

Médicos y enfermo estarán en el Teatro Fígaro (C/ Doctor Cortezo 5).

* Es cierto que la sanidad es un derecho, pero no deberíamos olvidar que el procurar estar sanos debería ser para nosotros una obligación

MÚSICA

Los Vengadores. Los vengadores fueron un grupo de superhéroes creado en los años sesenta por Stan Leen y Jack Kirby. La primera formación contaba con Thor, Hulk, Iron Man, el Hombre Hormiga y la Avispa. Como la venganza es un plato que se sirve frío, el tiempo transcurrido entre la ofensa y la revancha fue lo suficiente como para que sus miembros cambiaran numerosas veces, llegando a ser hasta setenta y cinco “vengadores” distintos...

- Un momento, un momento.
- (Uy …una opinión fuera del espacio “comentarios”. Dado que son tan escasas…voy a aceptar esta, aunque sea aquí, en mitad de una sección) - ¿si, dime?
- ¿De qué estas hablando? ¿de un comic? ¿tú, que no tienes ni idea?
- Bueno agendero, permíteme decirte que una mira Internet…y que además tengo mis fuentes…
- Si, pues deben de ser las Fuentes de La Granja, porque vamos…en fin, que de todas formas da igual, porque bonita, independientemente de lo que tus fuentes te mojen…te hago notar que estamos en la sección Música.

……

Los vengadores. Grupo madrileño que debutó hace dos años con SI (tampoco se devanaron los sesos estos chicos con el nombre) y que ahora está de gira con su segundo trabajo llamado “Primeras impresiones”….

Y como primera impresión os diré que a mí me han parecido dignos de ser escuchados. Canciones de amor y desamor (muy propias para este día del “caramelo”) y guitarras, según ellos, “alérgicas a la distorsión".

¿Por qué los anuncio?...pues a costa de que me borréis de vuestros favoritos, porque he leído el título de una de sus canciones…y no me he podido resistir. Se llama Verde. Y como saben muchos, “con el verde sólo la guapa se atreve”…(si, lo sé, no tengo límite) y yo atrevida (que no guapa) soy un rato…así que atreveros también vosotros y acudid a la Sala Búho Real (c/ Regueros 5) este sábado a las 21.30h.

Y por si no “os atrevéis” solos, un empujoncito www.myspace.com/losvengadores

CINE

The Reader. Mis amigos, cuando ven a un chico con un libro dicen: -este para ti Elia, que es de los tuyos. Da igual lo que el pobre esté leyendo, si tiene tapas y más de diez hojas, me será adjudicado de inmediato.

Mal que me pese, y sin que sirva de precedente, les voy a dar la razón.
….
…..
….

Paro unos minutos para que ellos, mis adorables “enemigos”, se recuperen del impacto …y una vez repuestos aclarar(les) que no todo varón con un libro me atrae, pero sí todo varón que “me lea un libro” será tenido en consideración.

Quizás sea una reminiscencia de mi infancia, o tal vez sea el hecho de que me maravilla dar con un adulto que aún no ha perdido la capacidad de leer en alto para otro adulto. Es una verdadera pena que dulcificar la voz cuando el pasaje lo requiere, entonar los diálogos o exaltarse con las escenas de acción haya quedado relegado sólo para los más pequeños (¿quizás por eso no crecí?).

Pero a mí me gusta que me lean cuentos, porque es un regalo que vence la vergüenza, que sorprende por lo insólito, y que llega directo al corazón y por eso entiendo perfectamente a Hanna. Entiendo su atracción por un adolescente que le descubre un mundo desconocido a través de la lectura. Y más aun entiendo el desconcierto de un quinceañero, que de pronto se convierte en el centro de atención de una exuberante mujer por el simple hecho de leerle historias.

A mí esta trama ya me parece suficiente para una película, pero claro, como esto no daba para los 123 minutos que dura The Reader, después de la lectura y la pasión, han tenido que contar un juicio donde se descubren secretos y verdades que no siempre, al contrario de los cuentos, son agradables de oír.

Una estupenda Kate Wintles (a la que solo le recrimino que haya abandonado sus “curvas”) nominada al oscar por este papel y un no menos estupendo Ralp Finnes, encabezan el reparto de esta película.

Y esta por favor, que os “la lean” en V.O

SECCIÓN LIBROS

No hay nada como recordar a los colaboradores que su “misión” es colaborar. El agendero Dani no se ha hecho de rogar y aquí nos mandan su nueva recomendación.

Y tal y como me lo envió, o los envío.

Como he comentado en alguna ocasión anterior, considero que los libros son objetos para consumir, no para almacenar. La existencia física del libro en forma de papel y tinta, ocupando un cierto volumen en el espacio, resulta apropiada y confortable durante el proceso de la lectura, pero luego se convierte en un incordio (sobre todo en un piso de 50 metros cuadrados). Me parecería un buen modelo de negocio que se vendieran, con el 50% de descuento, libros biodegradables que se desvanecieran al cerrar la última página (de hecho, creo que voy a patentar esta tecnología).

Esta singular elucubración viene a cuento porque, en los últimos meses, me he planteado el propósito de parar radicalmente de conseguir libros nuevos y dedicarme a leer, de una vez por todas, todos los que tengo pendientes en casa, acumulados a lo largo de años por compras en su momento optimistas y bienintencionadas en el VIPS, la Casa del Libro y las Ferias de Ocasión, o por regalos de cumpleaños y Reyes. Recurriendo a una analogía doméstica: si los libros fueran alimentos, sería como decidir comerte todas las latillas de atún y sobres de sopas instantáneas que tienes en los armarios, a punto de caducar, antes de comprar ni una sola nueva en el Mercadona (por cierto, ¿deberían tener los libros también fecha de caducidad física? Podría ser una buena idea. Además, las editoriales reutilizarían mi patente de autodestrucción y me forraría con los royalties).

En cualquier caso, mira tú por donde, había iniciado ya mi loable empeño de ponerme al día con los libros no leídos de mis estantes, cuando el destino me ha puesto por delante dos ofertas que no podía rechazar: el último de Haruki Murakami y el último de Ray Loriga. Uno vino a mí prestado, sin ni siquiera pedirlo, y el otro se puso delante de mis narices, entre las novedades de la biblioteca, cuando devolvía un DVD (de forma que he tenido el honor de ser el primer lector en sacarlo). Así que en estas últimas tres semanas he roto mi propia regla para leer ambos libros. El de Murakami todavía no está publicado en español, sólo en inglés, y no es de ficción, sino de reflexiones del autor acerca de su vida como corredor (de maratones y triatlones): “What I talk about when I talk about running”. Sin embargo, el propósito de este post no es hablar de un japonés que corre, sino de nuestro amigo Ray Loriga, uno de los pocos escritores españoles en la élite de los autores de culto contemporáneos. Junto con las tres haches (Haruki, Hornby, Houellebecq), creo que es el único autor del cuál me leo de forma incondicional todo aquello que publica (pero al no tener una ‘hache’ en su nombre se tuvo que fastidiar y quedar fuera de mi anterior post). Yo me enganché a él a los 20 años con sus primeras novelas: “Lo peor de todo” y “Héroes”, unos años después continué enganchado con “Tokio ya no nos quiere” y, más recientemente, con “El hombre que inventó Manhattan” – mis cuatro preferidas de su obra. Ahora le ha tocado el turno a su recién publicada novela: “Ya sólo habla de amor”, que comento brevemente en los siguientes párrafos.

Respecto al análisis puramente técnico, hay que decir que es un “monólogo interior en tercera persona” y que se aleja del estilo de sus primeros libros, que era más pop y más americano, de frases cortas y pinceladas rápidas – en cambio ahora es capaz de extenderse más de 10 renglones con una sola frase, y en lugar de citar a rockeros como Lou Reed cita a intelectuales como Kierkegard.

En cuanto a la calidad del contenido, parece que esta novela ha causado división de opiniones en el mundillo de los críticos literarios. Algunos la ven incluso como un intento fallido. Pero a mí me ha gustado, y coincido mucho con la reseña de uno de los críticos: “Llegado más o menos al primer tercio de la novela el lector habrá adquirido al menos dos certezas acerca de lo leído: una, que la cosa va lenta; otra, que está muy bien escrita”. Esta opinión da en el clavo de lo que sientes al leerla: un parte de ti (el hemisferio derecho, el intuitivo) queda fascinada por el estilo, las brillantes metáforas, la profundidad y complejidad de su universo y apreciaciones psicológicas, y otra parte (el hemisferio izquierdo, el racional) queda decepcionada y aburrida por la falta de trama y por la ausencia de hechos y acciones – aunque está última mejora en el último cuarto del libro. En resumen, si te gustaba de antes Ray Loriga, te gustará esta nueva novela (o no), y si nunca le has leído y empiezas por ésta, puede que te guste (o no).



En fin parexelianos y gentes de otras galaxias,fin de semana "del amor", de los globos en forma de corazón y de las rosas rojas como símbolo de la pasión. Pero yo, fiel a mi estilo, dejo los convencionalismos para otros y os invito a quereros a vosotros mismos y a mimaros. Os invieto a deciros que os mereceis el mundo, y a que no escatiemeis en atenciones hacia vuestra persona. Y como siempre y por favor, mucho cuidado, que no quiero que el lunes mi corazón ande solitario porque me falte alguno de vosotros