La Agenda Semanal

Una selección de propuestas de ocio y cultura en Madrid

23 julio, 2009

La Agenda sobrada de motivos

Este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojala
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás.

Este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos ya no lloran más por ti.
(Joaquín Sabina, Sobran los motivos)


Estimados agenderos,

Las estadísticas dicen que el número de divorcios aumenta considerablemente tras las vacaciones. ¡Alegrémonos! ¡La crisis por fin trae algo bueno!. Ya que no nos podremos ir de veraneo, tampoco existe riesgo alguno de que dejemos a nuestra pareja. Seguiremos así juntitos un año más. ¿No estáis contentos?

Los solter@s, sois afortunados/as porque podéis marcharos sin peligro. Nueva York os espera. Pero no os asombréis (aunque seáis principiantes) de lo que allí os encontréis por muy absurdo que os parezca, haced como si fuera lo más normal del mundo. Y si os cansáis de tanta excentricidad, coged un tren y os volvéis.

Si queréis decir algo, decidlo. Ya sabéis donde.

CINE

Ex. Cuando comencé a escribir esta agenda, elegí para inaugurar la sección cine una exitosa película italiana llamada Manual d’amore. En esta película se entrelazaban las vidas de distintos personajes que buscaban un amor. Sobra decir, que terminaban encontrándolo. Esta película coral me gustó tanto que rechacé ir a ver su segunda parte, porque ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas.

Ahora, unos años después, me encuentro con otra película también coral y también italiana que empieza donde la anterior terminaba, y que por el título y el argumento, me parece a mí que sus protagonistas no se han leído bien el “manual” de la anterior.

Siempre me ha producido curiosidad saber qué pasaría si las comedias románticas, esas que acaban con un beso, durasen media hora más. Sí, ya sé que acreciento mi leyenda de rara al pensar en estas cosas, pero haced un esfuerzo (si no es mucha molestia) y preguntároslo vosotros también. ¿Creéis que las perdices seguirían apareciendo en el menú?. No lo tengo yo tan claro.

No creáis que reniego de historias como Love Actually, Cuatro bodas y un Funeral, o Nothing Hill, pero de vez en cuando, y para no perder la cabeza (creedme chicas, estas películas nos hacen mucho, pero que mucho daño), necesito una dosis de Rhett Buttler diciéndole a Scarlett que le importa un bledo lo que le pase, o de un Puente de Madison cayéndose a pedazos, incluso necesito a un guardaespaldas abandonando a la estrella más brillante del firmamento. Si, de vez en cuando y como dice el cartel de la película, necesito saber que todos…tenemos un ex (y cuando digo ex, me refiero a ese ser al que odias o al que amas a pesar de los pesares, porque si te es indiferente…entonces agenderos, no es un ex….¡es simplemente nadie!).

Esta película comienza con la separación de seis parejas. Los motivos de la ruptura son de lo más variado: por propia elección (¡que no te aguanto más!), por accidente o por un golpe del destino, pero el caso es que todos pasan de ser dos a de repente ser uno.

Como decía Sabina, el amor es eterno mientras dura…y como quien no se consuela es porque no quiere, digamos que aunque el amor no es para siempre…un EX sí que lo es (todo se termina, todo menos vos)

Esta película se estrena hoy viernes. Y para que veáis que no soy rencorosa, lo de la Versión Original, se lo debo a un ex. Así que echadle las culpas a él.


Nueva York para principiantes. ¡Quiero ir a New York agenderos! Quiero ir allí más de lo que quiero ser acomodadora de los cines Verdi o alfarera de torno. Reconozco que este “quiero”, como tantos otros, lleva un retraso considerable. No obstante, y a pesar de mi tardanza (o más bien a pesar de mi cuenta corriente…corrientita) no estoy dispuesta a perder este tren. ¡Cueste lo que cueste! (dios, que sea poco, que sea poco).

Quiero ir porque no puedo dejar pasar de lado a una ciudad cosmopolita donde todo es posible. Una ciudad donde conviven en la misma esquina la tradición y la vanguardia, las normas más estrictas y la libertad más absoluta.

De todas formas, me aconsejan que tenga cuidado, porque esta ciudad arrastra una leyenda que hace que perdamos la perspectiva una vez pongamos el pie en ella, y así ocurre lo que ocurre, que nos creemos que podemos entrar en Tiffany con nuestra arandela de aluminio para que nos la graben, o iluminar el Empire State para decir te quiero así como si tal cosa, o conseguir con nuestras armas de mujer a un guaperas de turno, además de un despacho con vistas.

Y quién me lo dice lo hace con conocimiento de causa. Toby Young se trasladó de su Londres natal a la ciudad de los rascacielos para trabajar como editor colaborador en Vanity Fair. Llegó con ansias de comerse el mundo a una ciudad en la dicen se debe dar el primer mordisco. A los dos años sufrió una indigestión. Para superar esto y otras muchas más cosas que allí le ocurrieron decidió escribirlas en un cuaderno (¡mira, en eso coincidimos Sr. Young, ambos contamos nuestras historias para sobrevivir a ellas). Su autobiografía se convirtió pronto en todo un éxito y el mismo camino lleva la película.

Advierto que a diferencia del libro, la película está dotada de un cierto aire romántico, pero la esencia, os aseguro que es la misma. No puedo decir lo mismo del título, porque con esta manía nuestra de traducirlo todo, How to lose friends & alienate people ha pasado a ser “Nueva York para principiantes” (sólo para parexelianos: ¿quién validó esto?)

Sinceramente agenderos, no podéis perdérosla…por supuesto en V.O (la bronca…a mi ex).

EXPOSICIONES

Mistaken identity. Desde luego, soy una mujer fácil. Me dicen ¡guapa!, y ya sólo por eso, los incluyo en la agenda. Quizás porque no lo escucho muy a menudo (vale, sé de dos que siempre me lo dicen, pero bajo presión) he perdido los papeles al saber que ellos piensan que soy bella o que por lo menos lo he sido o lo seré en algún momento de mi vida.

Claro que reconozco que esto no tiene mucho mérito, porque estos hermanos en espíritu (que no por sangre) opinan que todo es bello, y claro, así cualquiera resulta una hermosura.

Pero dejadme ser feliz con mi quimera, porque pienso que no es tan importante que lo sea (que lo soy, aclaro) sino que los ojos que me miran así lo vean.

Por eso, y sólo por eso acudiré a su casa, e intentaré que las fotografías que allí están expuestas me parezcan tan hermosas como se lo parecen a ellos. El caso es que me asombra que los dos coincidan en esto de saber qué cosa retratar (tal vez sea por eso de que cuatro ojos ven más que dos). Sin embargo, como comprenden que el resto carece de este segundo par, han decidido unir sus impresiones en una única imagen reconstruida digitalmente para que la admiremos mejor.

Neoyorquinos de pura cepa, hasta el 2004 trabajaron por separado (en esta exposición también se muestran los trabajos que cada uno de ellos hizo en solitario). Christopher Makos y Paul Solberg son The Hilton Brothers, y os invitan a su Casa Encendida (casa que tienen alquilada hasta el 30 de agosto) para que veáis todo lo que aprendieron de su maestro (Andy Warhol) y también todo lo que ellos mismos descubrieron.

TEATRO

Cafetería para gatos. A veces creo que el mundo ha perdido el Norte. Y no es que me importe mucho que nos perdamos (porque esta es una de las mejores formas de encontrar(se)), lo que me importa de veras es que no nos demos cuenta de que lo estamos. Quizás por eso perdemos el tiempo en ideas absurdas que no llevan, ni mucho menos nos traen, a ninguna parte.

Empiezo con la ciencia, y esos estudios que publican los periódicos y las revistas especializadas intentando aclararnos el porqué de las cosas. El último con el que me he topado, de la prestigiosísima universidad de Southampton (Gran Bretaña), dice “que los niños con un elevado coeficiente intelectual son más propensos a convertirse en vegetarianos cuando crecen”. A parte de hacer felices a los que sólo comen verduritas (que ya que se pierden las bondades de un buen solomillo, que tengan la bondad de creer que son más inteligentes) ya me diréis a donde va a parar tanta investigación. Pues eso, sin comentarios.

Continúo con la dermocosmética y todas las risas que me han provocado los prospectos de estos productos. Caviar que se debe extender con cucharita de oro, cremas con ADN vegetal para la “protección celular” (por cierto, ¿se es más inteligente si además de comer plantitas te las untas?…Señores de Southampton, ahí tienen otra tesis), o un serum que contrarresta los radicales libres (algo así como los antidisturbios del envejecimiento). Todo es poco para estar más joven ¡como si eso fuera posible! cada día. No quiero yo entrar hoy en este debate porque me extendería mucho, pero aquí si que estamos perdiendo, no sólo el norte, sino también el sur, el este y el oeste. En fin, sigo.

Paso de puntillas por los detergentes y nuevos productos de limpieza (porque ser ama de casa es muy duro, y si tienen que venir “del futuro” solucionarlos la papeleta del fregoteo, pues que vengan), para llegar a todos los productos y utensilios destinados a los animales de compañía. Porque nuestro cariño sin limites por estos seres vivos nos hace humanizarlos de tal manera que no importa caer en el ridículo más absoluto: gafas de sol para perros, aceite de visón para abrillantar el pelo, hamaca-radiador para gatos, colonias, collares de brillantes, peluquería e incluso ocio y diversión: “Nueva York, julio 2004: "Hoy se ha inaugurado "Meow Mix Coffee", la primera cafetería para gatos, ubicada en pleno corazón de Manhattan”
Partiendo de este anuncio, Aurora Navarro y Manuel Fernández Nieves, montaron esta obra que trata de los absurdos actuales de nuestra vida. Se representa en la sala Montacargas (C/ Antillón, 19) hasta este domingo.

OTRAS SECCIONES

Los trenes son para el verano. El tren tiene un encanto del que carecen otros medios de transporte y por eso suelo elegirlo (si es posible) para mis desplazamientos. El viaje en tren me resulta plácido, porque me permite leer sin miedo a marearme, estirar las piernas sin tener que detenerme en el camino o distraerme hasta que me duerma mirando por la ventanilla.

El tren es un viejo compañero que resiste el paso de tiempo adaptándose a él. A pesar de sus más de 200 años y quizás por saber cambiar del vapor a la electricidad sin perder un ápice de su encanto (por cierto, acabo de enterarme de que el futuro será un tren que “levita”) son cada vez más los que lo prefieren como medio para viajar.

Hay trenes para todos los gustos y necesidades (de cercanías, regionales, de largo recorrido, alta velocidad…) y como los barcos, algunos han sido bautizados con nombres míticos que han pasado a la historia por algo más que por su recorrido. Agatha Christie, Ian Fleming o Graham Greene, convirtieron al Orient Express (unía París con Constantinopla) en un clásico de la literatura y el Transiberiano ha sido el escenario perfecto para las películas de terror.

Pero no sólo me gusta el tren, también las estaciones me encandilan, porque carecen de las incomodidades de los aeropuertos (¿por qué siempre me obligan a quitarme los zapatos en el control?) y están exentas de la sordidez de la de los autobuses. Las estaciones de tren invitan a soñar, a volver la vista atrás a una época donde eran una parada, un refugio y un lugar para el encuentro. Algo deben de tener, porque aunque ya no pasen por ellas ningún tren, resurgen de sus cenizas como hoteles rurales, restaurantes de moda, centros comerciales e incluso salas de arte.

Por todo esto, permitidme decirle a Renfe que está muy equivocado, que los trenes no son sólo para el verano sino para cualquier época del año. De todas formas, si que es cierto que ahora el buen tiempo y la disponibilidad del mismo, invitan a subirse a uno y alejarse (pero poco) de esta ciudad.

Cercanías Renfe, ofrece un programa veraniego de rutas turísticas, culturales, rurales, en bici o en familia con un mismo elemento común. Se llega y se regresa en tren. Os dejo las que a mí más me han gustado.

No perdáis este tren….merece la pena.

pie


En fin parexelianos, “lo primero que quise fue marcharme bien lejos”(Sabina, Tan joven y tan viejo) pero como ahora sólo tengo dos días de vacaciones, tuve que pensar en algo más cercano y por eso me paro en la Ciudad Condal. Mi reencuentro anual con el mar, las ramblas, el mercado de Santa Caterina, Castelldefels y sobre todo un arroz con bogavante están ya cerca. Me marcho, pero vuelvo, con el tiempo justo de veros el próximo viernes, aunque sea con uno o dos eventos. Despedid a Julio como él se merece. Y como siempre y por favor, mucho cuidado, que esta despedida es sólo un hasta luego, que en ningún caso quiero que sea un adiós para siempre.

2 Comments:

Blogger Bosco said...

Estoy totalmente de acuerdo con tu elección de no ver la segunda parte de Manual D'Amore. Claramente fue un error la segunda parte.
New York, New York, siempre tan frio y mágico :-) Espero que te guste cuando finalmente vayas.

7/28/2009 1:42 p. m.  
Blogger Elia said...

Serás el primero en conocer mi opinión acerca de esta ciudad.

En cuanto al frío,...espero que la magia de la que hablas me haga olvidarlo, y si no ¿qué importa? Es parte de su encanto ¿no?

7/28/2009 11:09 p. m.  

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